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martes, 01 abril 2025
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SOBRE EL PODER DE LOS LIBROS

Este fin de semana, después de acudir a la muestra de exposiciones del MUNAL (La colección Pearlman de impresionistas y Ángeles, las huestes celestiales) compré un libro en el Sanborns de Los Azulejos y decidí disfrutarlo, mientras procesaba sorbo a sorbo un delicioso caldo tlalpeño, maliciosamente sazonado por un chile entero de chipotle. Debo confesar que su título mesiánico me atrapó, "El  gato que amaba los libros", de Sosuke Natsukawa, un joven escritor japonés, además médico. 

Después de leerlo y releerlo, rápido, despacio y a veces muy despacio, les puedo decir que ya ocupa un destacado lugar como libro para obsequiar, sobre todo para aquellos que amabos a los libros. Por ello, les comparto mi reseña.

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El gato que amaba los libros

Sosuke Natsukawa

Penguin Random House

Grijalbo

2017

253 páginas 

 

Argumento:

Vida de un joven común, amante de los libros, nieto de un viejo que poseía una librería de barrio, con libros de segunda mano. 

Narrador:

Omnisciente 

Sitios de la narrativa:

Librería Natsuki y 4 laberintos.

Todo transcurre en 10 días. 

Personajes:

  1. El abuelo, cuya flor preferida era la clematis.
  2. Rintaro Natsuki (el nieto)
  3. Ryota Akiba, compañero del Instituto, hijo de médico.
  4. El gato 🐈, Tora, tigre, corpulento y de fabuloso pelaje.
  5. Yuriko Sayo, delegada de la clase (jefa de grupo) y presidenta del club de instrumentos de viento. 
  6. El hombre poderoso que había leído 57,622 libros y no le gustaba releerlos.
  7. El director erudito del Instituto de Investigación sobre la Lectura, portador de una bata blanca, que recortaba libros, haciendo sinopsis. 
  8. El director general de una editorial que edita solo los libros que venden. 
  9. La mujer alta, sin nombre, de actitud inexpresiva, ojos fríos, huecos, sin brillo. 

Estilo de escritura:

Juvenil, divertida, ideal para espíritus inseguros, pero decididamente exploradores. 

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Frases destacadas:

  1. Los libros tienen poder, solía decir el abuelo. Solo los libros antiguos que perviven en el tiempo son realmente poderosos. Si lees muchos de ellos, tendrás un montón de amigos con los que podrás contar siempre (página  22).
  2. En el mundo suceden muchas cosas absurdas, carentes de sentido. Y la mejor arma para sobrevivir en este mundo, lleno de sufrimiento, no es la razón ni la fuerza física, sino el sentido del humor.
  3. No te dejes impresionar por las apariencias. No te formes una opinión de las cosas a partir de comentarios de otros (página 46). 
  4. Los eruditos que no hacen más que hojear libros acaban perdiendo la habilidad de pensar. Cuando no leen no piensan. (página  45).
  5. Leer muchos libros es bueno, pero no te confundas. Los libros tienen mucho poder, pero ese poder será siempre de los libros. Los libros no vivirán la vida por ti. Si no piensas con tu propia cabeza o caminas con tus propios pies, todo lo adquirido será en vano. 
  6. En la universidad, tu abuelo intentó pero no pudo culminar su objetivo. Es decir, no mentir, no abusar de los más débiles y echar una mano a los que pasan por momentos difíciles. Luego, dejo la universidad y abrió una librería para cambiar su estrategia.
  7. Vale pues, si quieres volver, ve tirando, le dice Yuriko a Rintaro. Yo soy de las que opinan que, pase lo que pase, siempre es mejor no dejar las cosas a medias (página 92). 
  8. Recordó que su abuelo le decía que, leer un libro se parece a subir a una montaña. En ocasiones hay que ir línea a línea, releer repetidas veces las mismas frases, y avanzar despacio y con esfuerzo para comprender lo escrito. Del mismo modo que, tras un larguísimo sendero, las vistas se abren al llegar a la cima. No eches la culpa a la montaña si el camino es escarpado (página 108). 
  9. Si no dejas de pensar de vez en cuando, se te recalentará la cabeza. 
  10. Las palabras de la joven Sayo fueron para  el joven Rintaro tan tranquilizadoras como un cielo azul en pleno invierno.
  11. El director general de una gran Editorial de libros dijo, “aquí no publicamos libros para transmitir nada, si no los que la sociedad pide. No me importan los mensajes que deban comunicarse, las ideas que ya que ligar a las siguientes generaciones, las realidades crueles o las verdades complejas. Eso no es lo que quiere la sociedad. Las editoriales no necesitan saber que habría que transmitir el mundo. Lo que precisan saber es lo que la sociedad quiere que se le transmita (página 161).
  12. La verdad, la ética y la filosofía no interesan a nadie. El solo hecho de vivir ya cansa la gente, y lo que buscas son estímulos y experiencias terapéuticos. Para que los libros sobrevivan en una sociedad como esta, lo único que podemos hacer es transformarlos. Te lo diré de otro modo: lo que importa es que se vendan. Por más excelsa que sea una obra, si no se vende, desaparecerá.
  13. Las personas suelen perder la capacidad de empatizar con el prójimo, porque están inmersos en su estresante, rutina diaria y su mirada en sus propios asuntos, de manera que no tienen consideración por los demás, no perciben su sufrimiento. Y, llegados a ese punto, ya no les importa mentir, herir, hay quien sea o pisotear a los más débiles. El mundo está llenándose de personas así.
  14. Los libros tienen alma. Si los libros no se mueven de donde están no son sino fajos de papeles. Pero si las personas les prodigan atención, los tratan con respeto, acaban teniendo alma. Esa alma brota de ellos cuando se les trata con respeto. Pero, el alma del ser humano puede deformarse en situaciones de sufrimiento extremo, y los mismo sucede con el alma de los libros. 
  15. No se requiere cerebro para ser bueno. A veces me parece que es más bien al contrario. Casi nunca un tipo muy listo es un hombre bueno. Steinbeck. 
  16. Quizá el poder de los libros radica en que nos enseñan a entender los sentimientos ajenos. Nos enseñan a ponernos en el lugar de los demás y compartir sus sentimientos. A sentir empatía.

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Comentarios y/o críticas:

El autor nos regala personajes sencillos, agradables para la mayoría de los lectores, que poco a poco se convierten en entrañables. El primero de ellos es el joven Rintaro que un Hikikomori (apartado de la vida social y decidido a vivir en aislamiento). Pero, en realidad nos presenta a un joven tímido, acostumbrado a responder con evasivas, inseguro de sí mismo, pero a la vez gran lector, de excelente memoria, reflexivo e incluso hipersensible para todo aquello de implique ocuparse de los libros.

La otra, es una joven decidida, inteligente, sensible y a la vez muy segura en la toma de sus decisiones, la intrépida Yuriko. 

El tercero es un gato que habla, 🐈 Tora, un tigre decidido, necio y convincente.

Así, los tres encantadores personajes atraviesan laberintos. 

En el camino y desde el inicio se hace un tributo al libro más leído, después de la biblia, el Principito, que nos recuerda que “lo esencial es invisible para los ojos”. Al final, el escritor menciona 100 años de soledad, del gran Gabo, como “un libro difícil” pero que a la vez «es una oportunidad», para aprender de cosas que desconoces. 

Su primer laberinto es un tributo silencioso a los que releemos frases o pasajes de un libro, aunque nos llamen torpes, inexpertos o tontos, porque nos mueve la simple intención de comprender. Y es que a veces a pesar de la abundancia de frases, letras o palabras,  uno parece no encontrar nada, hasta que al releer encuentra todo. 

El escritor, en el segundo laberinto, utiliza además nada menos que a la hipnotizante maravilla de la novena sinfonía del gran Beethoven, para captar la atención a pesar de tantas tonterías, dichas de manera coherente. Se trata de una abierta contienda contra la sinopsis, que mutila, que simplifica, pero que equivale a dar prioridad a todos lo que suene a rapidez, a acelerar la vida y no detenerse a pensar que es la cadencia, la lentitud o la velocidad precisa lo que hace a la melodía sonar como debe sonar.  

Al describir la entrada al tercer laberinto el escritor parece describir el descenso a los infiernos, de Dante. Pero, en realidad es la entrada a una gran editorial, la más grande del mundo, donde se publican y publican libros, para obtener ganancias y publicar más y más ediciones de libros. La regla debe ser que los libros se vendan. Sin duda, declaraciones así, son suficientes para levantarse en guerra, unirse todos los amantes de los libros, para hacer una revolución en contra de la idea de que lo que importa es editar libros "para venderlos", cuando el verdadero motivo, la única justificación debería ser, para que se lean, los libros que sean buenos. 

En el cuarto laberinto, el autor, busca recuperar la consideración por los demás, recuperar los sentimientos que se van perdiendo.

En este libro, el lector descubrirá sencillas y la vez tremendas encomiendas, en cada uno de los cuatro laberintos.

Y en el fondo queda la pregunta sobre el poder los libros, ¿cuál es el poder verdadero que encierran?.

Me vino a la mente la historia de aquel niño desilusionado de los libros, porque todo lo que se lee en ellos, finalmente se olvida. Entonces el niño recibe la encomienda, de su sabio maestro Yogui, de utilizar un viejo y oxidado colador para obtener agua para beber, de un río. El niño, desde el inicio de la mañana y con la tibia luz del sol calentándole sus ánimos, sumergía el colador y colocaba el vaso para obtener agua. Y después de horas y horas de hacerlo tan solo consigue obtener algunas gotas.

Abrumado por los hechos, cansado de la jornada, con pasos apesadumbrados al caer la noche, acude con su maestro y le entrega sus magros resultados; "... he aquí mis tristes resultados maestro, apenas unas gotas en el gran vaso". Y entonces el viejo Yogui le dice, "... enséñame tu colador".  Y el niño lo hace; entonces el maestro le explica que el colador ya no está oxidado, sino limpio y reluciente; que lo que el niño realmente logró es limpiar su mente a través  de tantas sumergidas en el río de la sabiduría; le explica que el colador inicial es como una mente vieja y oxidada.

Y entonces,  tal vez el poder de los libros radica en detectar que, más allá de nuestros limitados cinco sentidos, hay que utilizar más nuestro sexto sentido (el del pensamiento) que incluye todas las posibilidades de la empatía. 

Epílogo. Al explorar más sobre la flor favorita del abuelo encontré en una enciclopedia de Herbolaria que “la esencia floral de Clematis o clemátide, se utiliza para reconectar patrones de información desarmónicos, como rasgos de personalidad o manifestaciones de desconexión. También se usa para recanalizar energía en casos de debilidad de tejidos o necrosis.”

Y el joven Natsuki, recordó que al entrar a la librería, precisamente hay una maceta con una planta de Clematis y decide regarla, a pesar de haber olvidado cuidarla por tantos días, como lo había hecho su abuelo.

Tal vez para eso sirva este libro (no se los demás) para recordarnos que uno debe  también ocuparse un poco de leer los libros de los grandes escritores y simplemente del mundo de los demás, y así recuperar un poco más nuestra llamada, “paz interior” … sea lo que eso sea… 

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Referencias:

1. Una mirada de INFOBAE, al joven escritor Natsukawa: https://www.infobae.com/leamos/2022/11/05/sosuke-natsukawa-y-un-cuento-sobre-un-gato-que-habla-para-los-amantes-de-la-lectura/?outputType=amp-type