IVERMECTINA PARA INFECCIÓN POR COVID-19. USAR O NO UTILIZAR?
- Escrito por Dr. Jorge Luis Poo
- Publicado en Medicamentos genéricos
Con todo y ello, algunos galenos insistieron y múltiples periodistas catastrofistas se encargaron de amplificarlo e incluso mencionaron que dado que ese fármaco era accesible y relativamente barato, se quería ocultar su eficacia por no convenir a los intereses de la Industria Farmacéutica que suguramente quería vender fármacos más caros. Instituciones serias como el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Salvador Zubirán, recomendaron prudencia y no lo incluyeron en sus recomendaciones terapéuticas.
A pesar de todo ello, poco a poco se fomentó la compra masiva, con fines preventivos, en el supuesto de que "mal no te hará, pero si puede ayudarte mucho". Entonces súbitamente el medicamento escaseó y se acabó. Estaba guardado (y sigue) en los closets o gabetas de varios incautos compradores preventivos que compraron para ellos, para la esposa, los padres, los hijos y desde luego para la suegra (que no lo nieguen, jajaja!). Pero la duda quedaba o queda de si servía o no servía. De hecho, para algunos médicos el enigma sigue porque la mayor parte de los estudios eran anecdóticos, es decir series de casos, con pacientes tratados pero sin tener un grupo control adecuado. Por ello, resulta interesante el reciente estudio del Dr. Eduardo López Medina, investigador principal de un estudio multicentrico de diversos hospitales asociados a la Universidad de Cali, en Colombia, que fue recientemente publicado en la prestigiosa revista denominada JAMA (Journal of the American Medical Association). Los autores mencionan que existían evidencias científicas de un efecto antiviral del producto in vitro (en cultivos de células) en los cuales el fármaco inhibía la reproducción viral; además otras publicaciones indicaban un potencial efecto en diversos virus causantes de otros padecimientos. Además, se descubrió que la IVERMECTINA era capaz de inhibir una proteína con la cual interactúa el virus COVID-19 y que resulta necesaria para su entrada a las células. Por todo ello resultaba atractivo realizar este estudio.
Objetivo: evaluar si la administración temprana de IVERMECTINA puede reducir el tiempo de afección de la enfermedad en pacientes con COVID-19.
Metodología: se incluyeron pacientes con COVID-19 confirmado por la prueba de PCR-COVID-19 y con menos de 7 dìas de inicio de la enfermedad. Se realizó un diseño doble ciego integrándose dos grupos de pacientes:
Grupo 1: tratamiento con IVERMECTINA en solución oral a la dosis de 300 ug/kg/día, por 5 días.
Grupo 2: tratamiento con PLACEBO preparado a base de solución salina con glucosa al 5%, a la misma dosis en volumen que la anterior, cada 24 h, por 5 días.
Las características físicas y organolepticas de las terapias eran idénticas y se administraron de acuerdo a una asignación al azar, en bloques de 4, después de que el voluntario firmó el consentimiento informado. Se incluyeron pacientes en manejo en casa o en hospital. La primera ingesta fue supervisada por una enfermera quien además tomó en forma basal muestras de enzimas hepáticas a todos los participantes. Los pacientes fueron seguidos cada día hasta el quinto día y luego con consultas reales o virtuales estructuradas, por vía telefónica en los días 8, 11, 15 y 21 desde el inicio de sus síntomas.
El objetivo primario del estudio fue conocer el tiempo requerido para lograr la resolución total de los síntomas. A todos los participantes se les aplicó una encuesta de 8 categorías, propuesta por la OMS y utilizada en varios estudios de evolución de la infección por COVID-19 y que consiste en:
- 0 = sin evidencia clínica de infección.
- 1 = con infección pero sin hospitalización y sin limitación de actividades.
- 2 = sin hospitalización, con limitaciones para sus actividades o requerimiento de oxígeno en casa.
- 3 = hospitalizado, sin oxígeno suplementario.
- 4 = hospitalizado, con oxygeno suplementario.
- 5 = hospitalizado, con requerimiento de oxígeno pir vía nasal, a alta presión o bien ventilación mecánica, no invasora.
- 6 = hospitalizado, con requerimiento de oxigenación por membrana extra-corpórea, ventilación mecánica o ambas.
- 7 = muerte.
Otros objetivos secundarios incluyeron la proporción de pacientes que requirieron un escalamiento en sus cuidados, la proporción que tuvieron fiebre y los días de duración de la misma y la proporción que estando en cuidado en casa requirió hospitalización.
Resultados: se incluyeron un total de 476 pacientes, 238 tratados con IVERMECTINA y 238 con PLACEBO. Los resultados más relevantes se resumen a continuación:
Las características demográficas de edad y género fueron iguales entre los grupos, en condiciones basales. La edad promedio fue de 37 años, 58% mujeres y 79% sin otors padecimientos conocidos. El 58.3% se mantenía con cuidados en casa.
Los síntomas más frecuentes incluyeron dolor muscular (78%), dolor de cabeza (77%), disminución del sabor (57%) y del olor (50%) y tos (50%).
No se encontraron diferencias significativas en el tiempo para la resolución de la enfermedad que fue de 10 y 12 días, respectivamente. Al día 21, se logró resolución de síntomas en 82 y 79% de cada grupo.
Los pacientes que requirieron manejo en cuidados intensivos fue de 4 en el grupo IVERMECTINA (2%) y 6 pacientes en el grupo PLACEBO (3%) una diferencia no significativa.
No hubo diferencias en proporción de fiebre o duración de la misma.
Un total de 154 pacientes (77%) del grupo IVERMECTINA presentaron eventos adversos, así como 161 (81.3%) del grupo PLACEBO. Quince pacientes del grupo IVERMECTINA (7.5%) suspendieron el tratamiento por evento adverso, versus 5 pacientes (2.5%) en el grupo PLACEBO. Cuatro pacientes, 2 de cada grupo, presentaron eventos adversos serios, pero ninguno de ellos fue considerado por el investigador como relacionado al medicamento en estudio.
Conclusión: Los autores no detectaron un beneficio del uso de la IVERMECTINA en pacientes con infección por COVID-19, a pesar de que se administró de manera temprana, en los primeros 7 días de inicio de la enfermedad. Los autores aclaran que la dosis habitual de este fármaco, aprobada por la FDA para el tratamiento de diversas parasitosis era de 200 mg/kg/día. Ellas utilizaron una dosis mayor (300 mg/kg/día) y administrada por 5 días.
El Dr. Jorge Luis Poo, Internista y Hepatólogo Clínico, comenta que este estudio doble ciego concluye que la IVERMECTINA no es útil para la infección viral por COVID-19. Sin embargo, tiene diversas limitaciones que incluyen la ausencia de datos virales (sorprendentemente, simplemente no se mencionan) y tampoco existen datos farmacocinéticos. Sin duda hubiera sido interesante que intentaran medir los niveles séricos de ivermectina y conocieramos cuáles fueron los niveles que se alcanzaron. La IVERMECTINA fue descubierta en 1975, por William Campbell, un biólogo, parasitólogo, irlandés a quien le otorgaron el premio Nobel de Medicina apenas el pasado año de 2015. El compuesto produce parálisis de la musculatura de diversos gusanos (lombrices, estrongiloides, tricocéfalos, oxiuros, filarias, enterobius, tenias) y artrópodos (ácaros, piojos y garrapatas) que afectan al ser humano. Gracias a su efecto antiparasitario, hasta el año 2014, se estimaba que en Africa se habían admnistrado más de mil millones de dosis, para tratar la oncocercosis una enfermedad que si no se trata puede ocasionar ceguera. También es útil para la malaria, la leishmaniasis y para diversas infecciones virales, incluyendo el VIH, la fiebre amarilla, el dengue y la encefalitis japonesa. Para la mayor parte de los parásitos, habitualmente se dan dos dosis, cada una de 200 mg/kg/día, separadas por 1 a 2 semanas. Existen formulaciones para uso cutáneo, muy utiles para el tratamiento de la escabiasis (sarna) o de la pediculosis (piojos). En general su tolerancia y eficacia son muy buenas. Por todo ello resultaba bastante interesante que este maravilloso fármaco sirviera contra la infección por COVID-19. Sin embargo, para alcanzar las dosis inhibitorias de la actividad viral descritas en estudios in vitro, se requieren dosis muy altas en humanos que podrían generar mayor toxicidad. Por ello, en este estudio se utilizó una dosis mayor (300 mg/kg) y por 5 días, sin que se observaran efectos clínicos, biológicos o estadísticos benéficos significativos, contra la infección por COVID-19.
La IVERMECTINA es un fármaco generalmente seguro para el hígado. Aunque ya se ha reportado un caso de Hepatitis Medicamentosa, el paciente afectado se recuperó en los siguientes 3 meses. Sin duda esta historia nos recuerda numerosos ejemplos de la farmacología clínica en los cuales aplica la frase "demasiado lindo y sencillo para ser cierto". En conclusión, internautas, amigos, del hígado, ya no compren IVERMECTINA y si son galenos, ya no la receten para tratar el COVID-19, por favor. A menos que usted participe en otro ensayo clínico controlado que busque demostrar su seguridad y eficacia, en cuyo caso usted será un auténtico héroe o promotor del amor a la verdad a través del método científico.
Referencias:
1. López-Medina E, López P, Hurtado IC, Dávalos DM, Ramirez O, Martínez E, Díazgranados JA, Oñate JM, Chavarriaga H, Herrera S, Parra B, Libreros G, Jaramillo R, Avendaño AC, Toro DF, Torres M, Lesmes MC, Rios CA, Caicedo I. Effect of Ivermectin on Time to Resolution of Symptoms Among Adults With Mild COVID-19: A Randomized Clinical Trial. JAMA. 2021 Apr 13;325(14):1426-1435.
2. Sobre la absorción de la Ivermectina: https://fundacionio.com/salud-io/medicamentos/ivermectina/
3. Satsangi S, Gupta N, Kodan P. Current and new drugs for COVID-19 treatment and its effects on the liver. J Clin Transl Hepatol 2021;00(00):00–00. doi: 10.14218/JCTH.2020.00174.