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sábado, 20 abril 2024
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Frecuencia de daño hepático en jóvenes que toman anabólicos

¿Los grandes musculos lo valen?

La automedicación y la ansiedad hacen uña y carne en la cultura de la baja tolerancia a la frustración. Pero esta búsqueda de acallar inmediatamente todo mensaje del cuerpo con una pastilla, puede tener consecuencias graves en la salud.
 
Los signos del abuso o mal uso de fármaco son una causa frecuente de consulta al hepatologo, ya que el hígado es el órgano más importante en el proceso de metabolización de muchas de estas sustancias y puede resultar seriamente resentido.



Este daño en las funciones o estructura del hígado es llamado daño hepático o hepatotoxicidad y hay una lista inacabada de medicamentos que pueden provocarlo.
 
Se estima que, de diez mil prescripciones médicas, quince personas harán un cuadro de intoxicación hepática. Esta reacción puede tener lugar tanto por la sobredosificación como por la toma de dosis terapéutica.
 
Lo más importante aquí es contar con información plena sobre el tratamiento que indica el médico y, por sobre todo, no automedicarse.
 
Ese consejo mil veces repetido, sin embargo, cae en saco roto, cuando los médicos evidencian que cada vez más jóvenes toman medicamentos por su cuenta, con perjuicio de su bienestar.
 
Fernando Barreyro es gastroenterólogo e investigador del Conicet, principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en Argentina, quien fue entrevistado para a revista el territorio.
 
“Es muy común que lleguen al consultorio pacientes jóvenes que ingirieron anabólicos y que consultan porque tienen mucho dolor abdominal y un cuadro muy parecido a una hepatitis aguda”.
 
El médico relató que estos cuadros de daño hepático inducido por anabólicos aumentan en cercanías del verano, cuando la gente busca verse bien en poco tiempo, “van al gimnasio y toman anabólicos para generar musculatura, pero la consecuencia puede ser un evento hepatotóxico severo, con ictericia, prurito, aumento de peso, poca tolerancia y cansancio, fuertes dolores abdominales, entre otros signos”.
 
Indicó que, “claramente estos fármacos no están indicados para este tipo de uso, los jóvenes los toman voluntariamente, y ahí es muy importante el interrogatorio del médico, el diálogo franco entre el profesional y el paciente, porque de otra forma es muy difícil obtener información para dar con el origen del daño”.


“Un episodio de hepatotoxicidad no sólo se da por la automedicación, sino que también puede ser causada por una interacción medicamentosa o por un efecto no deseado, por eso es tan importante siempre acudir al médico”, requirió Barreyro.
 
Señaló entonces, que la hepatotoxicidad se puede dar tanto en medicamentos que se conocen que pueden tener esta característica, mientras que hay otro grupo de medicamentos que pueden generar reacciones idiosincráticas, es decir, eventos inesperados, que se pueden asociar a factores de riesgo.
 
Sostuvo que las personas suelen comportarse diferente si se trata de malestar generado por un remedio recetado o si, al contrario, tiene su consecuencia en el uso de sustancias ilegales, alcohol o abuso de medicamentos.
 
“Cuando el malestar viene por una medicación, la gente cuenta porque se asusta, nadie espera que un medicamento le haga mal; pero no suelen contar el consumo real de drogas o bebidas alcohólicas, como el alcohol”.

Acerca del grave impacto del consumo de alcohol en la población reflexionó, “como es socialmente aceptado y las personas tienen una noción distorsionada a veces de lo que es un consumo moderado, se piensa que tomar una botella de vino es una medida normal, entonces es muy difícil que la persona cuente”.
 
Por otro lado, Barreyro expuso que hay tres grandes grupos de medicamentos que son de uso muy extendido y que pueden generar daño hepático o gastropatías si se los administra indiscriminadamente, esto es, en altas dosis y por tiempo prolongado.
Paracetamol, ibuprofeno y diclofenac están a la mano de todo el mundo, son analgésicos y antinflamatorios que alivian el dolor.
 
“El criterio ético de que sean de venta libre puede ser facilitar el acceso a estos medicamentos para calmar molestias, pero también facilita el abuso”, convino el especialista. Y recomendó nunca automedicarse, como la pauta de cuidado más importante para evitar daños indeseados. A la vez, como una conducta que se debe enseñar.

“Hay un daño hepático que se debe a la acción acumulativa de un fármaco, por eso corresponde que en pacientes crónicos, cuando la medicación es por tiempo prolongado, se realice hepatogramas y los estudios de control para evitar la hepatotoxicidad inducida por medicamentos”.         



Entre las indicaciones que dio para asegurar una relación más en equilibrio con el uso de medicamentos, Barreyro sintetizó: nunca automedicarse, consultar al médico, realizar la toma con la comida a menos que el médico diga otra cosa y recordar que “todo tratamiento tienen fecha de inicio y finalización, ninguno es de por vida”.

Referencia


http://www.territoriodigital.com/nota3.aspx?c=2780946869925612

Stickel, F., & Shouval, D. (2015). Hepatotoxicity of herbal and dietary supplements: an update. Archives of toxicology, 89(6), 851-865.

Barbalho, M. D. S. M., & Barreiros, F. P. (2015). The Use and Effect of Anabolic Androgenic Steroids in Sports. International Journal of Sports Science, 5(5), 171-179.

Avelar-Escobar, G., Méndez-Navarro, J., Ortiz-Olvera, N. X., Castellanos, G., Ramos, R., Gallardo-Cabrera, V. E., ... & Dehesa-Violante, M. (2012). Hepatotoxicity associated with dietary energy supplements: use and abuse by young athletes. Ann Hepatol, 11(4), 564-9.