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jueves, 21 noviembre 2024
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Medicamentos y alcohol, mezcla muy peligrosa

La mayoría de las personas que consumen alcohol, ya sea en cantidades moderadas o grandes, también toman medicamentos, al menos ocasionalmente. Como resultado, muchas personas ingieren alcohol mientras hay un medicamento presente en su cuerpo o viceversa. Una gran cantidad de medicamentos, tanto los disponibles solo con receta como los disponibles sin receta, tienen el potencial de interactuar con el alcohol. Esas interacciones pueden alterar el metabolismo o la actividad de la medicación y / o el metabolismo del alcohol, dando como resultado consecuencias médicas potencialmente serias.

El hígado puede sufrir lesiones de una variedad de agentes ambientales, dietéticos y terapéuticos. Las lesiones causadas por las drogas y las toxinas pueden simular los patrones de lesiones que se encuentran en otras enfermedades del hígado, pero diferentes agentes afectan al hígado de diferentes maneras. La biopsia hepática de casos de presunta lesión tóxica se puede utilizar para excluir causas alternativas de lesión y evaluar la gravedad de la lesión, así como para comparar la lesión con los informes de la literatura sobre lesiones tóxicas.

Bertha Sola del periódico “La Crónica” informas que el jefe del servicio de Urgencias del Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Ramón Iván de Dios Pérez, alertó sobre los daños que puede ocasionar al organismo la mezcla de ciertos medicamentos con el alcohol.

Explicó que el alcohol, al interactuar con una gran cantidad de medicamentos incluidos los analgésicos, los antibióticos, los desparasitantes y los reguladores de glucosa, desencadena diversas reacciones físicas que afectan la salud.

Asimismo, indicó que durante la temporada invernal son frecuentes los dolores articulares, las infecciones de vías respiratorias y el descontrol de glucosa en sangre en personas diabéticas por excesos alimenticios.
“Estas afecciones ameritan tratamientos farmacológicos que los pacientes no deben mezclar con bebidas alcohólicas, de lo contrario funciones orgánicas e incluso la vida podrían ponerse en riesgo”, recalcó.
“Si aquellos pacientes que, por ejemplo, toman analgésicos regularmente para controlar el dolor crónico de una osteoartritis ingieren también alcohol, pueden presentar erosiones en la mucosa gástrica y hasta sangrado”, señaló.

Añadió que la mezcla de alcohol con antibióticos y desparasitantes es aún más peligrosa porque provoca una disminución del flujo sanguíneo que puede afectar gravemente al sistema nervioso central.

Dijo que en algunas comunidades pequeñas se solía combinar una mínima dosis de medicamento con cerveza o vino para darle a las personas alcohólicas “un escarmiento”, pero pidió a la población no continuar con esta práctica porque en ocasiones conduce a la muerte.

“Hay que tener mucho cuidado con este tipo de situaciones, lo mismo cuando la persona lleva tratamiento para controlar la diabetes. El alcohol es potencialmente cetogénico y glucogénico (aumenta niveles de cetonas y glucosa en sangre) por sí mismo”.

En este sentido, la doctora de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) no. 91 del IMSS, Panee Torres Rebollar, dijo que en caso de que una persona diabética decida, a pesar de lo anterior, beber alcohol, lo mejor es que se mantenga en los “rangos de seguridad” con no más de dos bebidas al día para los hombres y una para las mujeres.

Dada la variedad y complejidad de las interacciones observadas entre el alcohol y numerosos medicamentos, es difícil recomendar un nivel de consumo de alcohol que pueda considerarse seguro al tomar medicamentos.

Por regla general, las personas que toman medicamentos recetados o de venta libre siempre deben leer las etiquetas de advertencia del producto para determinar si existen posibles interacciones. Del mismo modo, los proveedores de atención médica deben estar atentos a la posibilidad de un consumo moderado de alcohol para mejorar los efectos de los medicamentos o interferir con las acciones terapéuticas deseadas de un medicamento.

 

Referencia
Kleiner, D. E. (2018). Drugs and Toxins. In Macsween's Pathology of the Liver (Seventh Edition) (pp. 673-779).
Stine, J. G., & Chalasani, N. P. (2017). Drug hepatotoxicity: environmental factors. Clinics in liver disease, 21(1), 103-113.