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jueves, 28 marzo 2024
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Las opciones de tratamiento para la hepatitis alcohólica

  • Escrito por Dra. Fernanda García Alvarado
  • Publicado en Hígado y Alcohol

La prosperidad y el aumento del estrés han dado lugar a cambios de estilo de vida en todo el mundo. El alcohol se ha convertido en la hepatotoxina más común y socialmente aceptable en todo el mundo. Además, con la disponibilidad de mejores medicamentos y más opciones de tratamiento para el manejo de trastornos hepáticos relacionados con los virus hepatotropos, la proporción y la carga de la enfermedad hepática alcohólica han crecido, y es probable que aumente en los próximos años.


Consiste en una inflamación del hígado asociada al consumo abusivo de alcohol, generalmente de forma continuada. La cantidad de alcohol que se relaciona con el desarrollo de lesión hepática se estima en 60 g/d en los varones y en 40/d en las mujeres, ya que estas tienen una mayor susceptibilidad para el daño hepático alcohólico. La hepatitis alcohólica puede asociarse a otras alteraciones como una esteatosis (acúmulo de grasa en el hígado) que es más benigna, o a una cirrosis alcohólica que es una lesión más avanzada, aunque no necesariamente más grave. El término de aguda hace referencia a las formas graves con aparición súbita de los síntomas.


La hepatitis alcohólica y las hospitalizaciones relacionadas siguen aumentando con el aumento sustancial del coste de la asistencia sanitaria. El espectro de la enfermedad hepática alcohólica varía de hígado graso, esteatohepatitis, cirrosis descompensada y carcinoma hepatocelular.


La base fundamental del tratamiento es la abstinencia de alcohol. Las formas leves suelen responder a este tratamiento, asociado a suplementos nutricionales y vitamínicos además de tratar los problemas asociados y la dependencia alcohólica.


Las formas graves con ictericia, fallo renal y encefalopatía hepática requieren hospitalización. No existe un tratamiento suficientemente eficaz, pero se propone la administración de corticosteroides por un periodo de cuatro semanas (metil prednisolona 40 mg/d), y otras dos con descenso paulatino de la dosis hasta la total supresión. También se aconseja realizar un tratamiento nutricional, bien la alimentación administrada a través de una sonda que va al intestino, o por vía venosa. Se han propuesto otros tratamientos, como la administración de pentoxifilina. Se han hecho muchas otras propuestas de fármacos, pero hasta el momento ninguna ha mostrado una eficacia suficiente. El trasplante hepático es una opción pero únicamente tras un periodo de tiempo de abstinencia, habitualmente de 6 meses.


El artículo del Dr. Shasthry, especialista en hepatología concluye que las formas leves y asintomáticas suelen tener un buen curso si se suspende la ingesta de alcohol y se corrigen las deficiencias nutricionales. Sin embargo no están exentas de agravarse e incluso desarrollar una cirrosis.Las formas graves tienen una mortalidad muy elevada que puede superar el 50% de los casos a los tres meses. Estas formas requieren un tratamiento específico y hospitalización.

 

Referencias
Shasthry, S. M., & Sarin, S. K. (2016). New treatment options for alcoholic hepatitis. World Journal of Gastroenterology, 22(15), 3892.