NECESIDADES NUTRICIONALES EN LA ENFERMEDAD HEPÁTICA POR ALCOHOL
- Escrito por Nut. Frida Gasca
- Publicado en Nutrición y ejercicio
La enfermedad hepática relacionada con el alcohol (ALD), o enfermedad hepática alcohólica, abarca una variedad de afecciones que comienzan con hígado graso y progresan a hepatitis alcohólica y cirrosis. Los pacientes con ALD presentan una mayor incidencia de desnutrición, informada en al menos el 50% de los pacientes ambulatorios y hospitalizados. El estado nutricional comprometido puede atribuirse a varios factores, incluida la percepción alterada del olfato y el gusto, cambios hormonales relacionados con el apetito, menor absorción de nutrientes y alteraciones en la microbiota intestinal.
Las personas con ALD suelen experimentar desnutrición, caracterizada por desnutrición proteico-energética y deficiencias de nutrientes específicos. Uno de los principales contribuyentes al desarrollo de la desnutrición proteico-calórica es el catabolismo acelerado, inducido principalmente por pacientes que reducen su ingesta energética de los alimentos mientras dependen del valor calórico del alcohol para cubrir su gasto metabólico basal, limitando así el aporte de macronutrientes y micronutrientes esenciales.
Otro factor importante es la pérdida de apetito, relacionada con la regulación positiva de las citoquinas inflamatorias (IL-1b, IL-6 e IL-8), el factor de necrosis tumoral (TNF-α) y los niveles de leptina. Esta regulación positiva conduce a una disminución del apetito y una saciedad temprana, lo que desempeña un papel crucial en la caquexia observada en diversas enfermedades agudas y crónicas. El TNF-α influye aún más en el metabolismo al impactar directamente en el sistema nervioso central, alterando la liberación de neurotransmisores. Esta modulación ralentiza la motilidad intestinal y el vaciado gástrico, influyendo en la elección de alimentos de los pacientes.
El alcohol interfiere con la absorción, el almacenamiento, el metabolismo y la activación de ciertas vitaminas solubles en agua (tiamina, riboflavina, piridoxina, ácido ascórbico y ácido fólico). Además, las personas con problemas relacionados con el alcohol frecuentemente presentan deficiencia de zinc, una manifestación bioquímica/nutricional constante resultante de una mala absorción intestinal. En la cirrosis relacionada con el alcohol, junto con una absorción entérica reducida y una mayor excreción urinaria de zinc, los pacientes a menudo siguen dietas carentes de proteínas y zinc.
Las consecuencias de la deficiencia de zinc pueden manifestarse como acrodermatitis (placas escamosas de color rosa), anorexia, hipogonadismo (trastorno en que los testículos u ovarios no son funcionales), deterioro de la función inmune, mala cicatrización de heridas, problemas de visión nocturna, diarrea, problemas con la función mental y una mayor incidencia de encefalopatía hepática.
La encefalopatía de Wernicke puede desarrollarse en pacientes con reservas agotadas de tiamina y clínicamente se presenta como confusión, disfunción oculomotora y ataxia (descoordinación en el movimiento). Si no se trata, los pacientes pueden desarrollar el síndrome de Korsakoff, que es permanente y produce marcados déficits de memoria. Además, las deficiencias de vitamina B12 y ácido fólico son frecuentes y pueden provocar anemia macrocítica. También, el consumo crónico de alcohol altera el metabolismo de la vitamina A, ya que depende de las mismas vías que el metabolismo del alcohol. Esta alteración en el metabolismo da como resultado el agotamiento de las proteínas de unión a retinoides y una mayor excreción de retinoides en la bilis, lo que en última instancia causa una deficiencia de vitamina A.
Para el tratamiento de los pacientes con ALD, es fundamental asesorar y proporcionar orientación sobre hábitos de vida como la dieta y el cese del consumo de alcohol. Se recomiendan evaluaciones nutricionales de rutina, participación de nutriólogos y suplementación para mejorar los resultados clínicos en estos pacientes. Además, las vitaminas y oligoelementos deben consumirse al menos en las cantidades diarias recomendadas. Se ha demostrado que el apoyo en la alimentación mejora el estado nutricional y las pruebas hepáticas anormales.
En resumen, la terapia nutricional desempeña un papel vital a la hora de abordar las complejas necesidades nutricionales de las personas con enfermedad hepática alcohólica, con el objetivo de mejorar los resultados clínicos y abordar los desafíos asociados con esta afección.
Referencias:
- Tadokoro T, Morishita A, Himoto T, Masaki T. Nutritional Support for Alcoholic Liver Disease. Nutrients. 2024 Mar 10;15(6):1360.
- Patel P.V., Flamm S.L. Alcohol-Related Liver Disease Including New Developments. Clin. Liver Dis. 2023;27:157–172.
- Singal A.K., Bataller R., Ahn J., Kamath P.S., Shah V.H. ACG Clinical Guideline: Alcoholic Liver Disease. Am. J. Gastroenterol. 2020;113:175–194.
Artículo de Divulgación revisado y adaptado por el Dr. Jorge Luis Poo. Hepatólogo Clínico, miembro del Comité Editorial de tu portal AMHIGO y fundador del Grupo Mexicano para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas.