OTRO GOLPE A LA SOBERANÍA SANITARIA
- Escrito por Maribel Ramírez Coronel.
- Publicado en Expertos
Es muy loable que en la Cofepris de la 4T estén erradicando los mecanismos internos de corrupción, que impulsen la transparencia y el rigor científico. El mensaje del 7 de junio, en la mañanera de Alejandro Svarch, titular de Cofepris, fue sin duda música para los oídos del presidente López Obrador quien habrá quedado muy complacido. Pero faltó informar algo importante: sobre las denuncias respectivas de los 32 funcionarios que despidieron y de todas las irregularidades o acciones ilegales que encontraron de años anteriores. Es muy necesario que eso también se transparente para que de verdad sea misión cumplida. Porque además de combatir la corrupción, habría que ubicar responsabilidades y responsables, así como hacer cumplir la ley sobre las faltas en que se ha incurrido.
Aparte, otra cosa importante que la 4T no ha terminado de captar es que para acabar con la corrupción no se tiene porqué destruir lo edificado por el país en décadas. Esto último lo decimos porque la Cofepris insiste en querer desaparecer de un plumazo a un segmento de terceros autorizados que hacen los estudios de bioequivalencia de medicamentos y que para el país ha representado un impulso significativo al desarrollo científico en los últimos 25 años. Nos referimos a un proyecto de cambio a la NOM 177 recién subido a la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer) con el cual se pretende permitir definitivamente que los estudios para demostrar la bioequivalencia y biocomparabilidad de los medicamentos que consumen los mexicanos puedan ser realizados en el extranjero. Es un cambio que se había determinado por emergencia en mayo del 2021, pero ahora lo quieren ya dejar en forma definitiva.
Con ello, la actual administración terminará de ahorcar a un sector de unas 20 compañías dedicadas en México a hacer dichos estudios de bioequivalencia; es una rama científica que se había venido conformando desde fines de los 90, y que con la reforma a la NOM mencionada se quedará prácticamente sin trabajo. No defendemos la parte de la corrupción -que seguro sí la había- entre los terceros autorizados en contubernio con funcionarios de Cofepris, pero lo que no se entiende es porqué la actual administración llega con la guadaña a querer destruir todo por completo sin hacer algún análisis sobre lo rescatable.
Los terceros autorizados que hacen los estudios de bioequivalencia son una rama industrial de alta especialidad vinculados a centros de investigación y centros hospitalarios de alta especialidad que generan empleo bien remunerado para científicos; si de por sí tenemos poco desarrollo de la ciencia, ¿por qué asestarle un golpe tan fuerte? El cambio a la NOM-177 implicará que Cofepris acepte estudios de bioequivalencia (para los fármacos genéricos) y de biocomparabilidad (para los biosimilares o biocomparables) realizados en el extranjero dejando sin sustento a todos los centros que realizan en México dichos estudios. Igual de grave es el duro golpe a la soberanía sanitaria al perderse muchísimo del control de la calidad de los insumos farmacéuticos. Al respecto, Fermín Valenzuela, miembro de la Academia Nacional de Medicina y experto en dichos estudios de bioequivalencia y biocomparabilidad pues fue socio de un tercero autorizado que ya cerró, nos explica que actualmente, un medicamento comprado en la farmacia tiene una calidad incontestable que puede demostrarse aquí mismo en nuestro territorio, pero con el cambio a la NOM citada, nuestras autoridades sanitarias están entregando a quién sabe quién en el extranjero esa confianza y seguridad sobre la calidad sanitaria de los medicamentos que consumimos los mexicanos. “Simplemente estamos dejando que alguien más decida sobre la calidad de nuestros insumos”.
¿A quién le beneficia? Ni siquiera está claro, pero lo más probable es que los estudios que ya no se harán en México sean hechos por centros de países como India, China, Rumania o Bangladesh y los genéricos que consumamos los mexicanos habrán sido probados en indios, chinos, rumanos o asiáticos cuando está muy demostrado que nuestra biología como mexicanos es distinta y reaccionamos en forma diferente ante lo que ingerimos. Eso es lo delicado.
Para las farma, cambio de narrativa.
Algo que llamó la atención del Pulso de la Salud de ayer 7 de junio, martes es la posición conciliadora en torno a la industria farmacéutica. En el discurso del regulador sanitario Svarch se notó ya una actitud de apertura hacia los sectores productores regulados en general, pero quedó entendido el mensaje sobre todo hacia la industrial productora de fármacos y demás insumos de salud- sobre la cual habían plantado prácticamente un estigma- y hacia la cual están las mayores exigencias de calidad, eficacia y seguridad. Frente al primer mandatario, Svarch habló de una nueva estrategia de vinculación con la industria reguladora con comunicación directa, objetiva, clara y transparente. Hace dos años ese tono simplemente no hubiera tenido cabida en una conferencia mañanera donde el discurso era el ataque sin entendimiento del funcionamiento del sector farmacéutico. Tras 4 años de Gobierno tal parece que la 4T ya lleva cierta curva de aprendizaje.
Escrito por Maribel Ramírez Coronel.
maribel.coronel@eleconomista.mx
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