¿EN QUÉ MUNDO VIVES? Descubre a través de la reflexión los diferentes mundos de Popper y elige en cuáles vivir.
- Escrito por Dr. Jorge Luis Poo
- Publicado en Especialistas

Descubre a través de la reflexión los diferentes mundos de Popper y elige en cuáles vivir.
A veces te preguntan: ¿En qué mundo vives?, y uno no sabe qué responder. ¿A qué se refieren mi papá o mi mamá, mi profe o mi jefe?
Seguramente andan filosofando y se les metió un gusanito por ahí solo para intimidar y tratar de robarme mi escurridiza, y siempre anhelada, tranquilidad.
¡Yo vivo en mi mundo y basta! Tal vez puedo incluir al mundo de mi familia, de mi escuela, de mi trabajo y un poco el mundo de Netflix. ¡Y basta!
Pues la verdad es que sí existen varios mundos: los de ayer, los de hoy, los del mañana y los del más allá. Todo depende de qué mundos queramos evocar. De hecho, un gran creador de mundos era Ray Bradbury, un escritor americano del género fantástico, de terror y de ciencia ficción.
De los mundos de Bradbury, destacan dos obras: “Crónicas marcianas” y “Fahrenheit 451”. El primero de ellos es una colección de relatos publicados en 1950 que narran la colonización de Marte por humanos y reflexionan sobre el impacto del hombre en la naturaleza, el racismo y la autodestrucción que reflejan la intolerancia, la codicia y la propensión humana a la autodestrucción. Para un ave rara y nocturna, que le gusta andarse por las ramas, mi resumen del libro sería como una advertencia: al colonizar llevamos con nosotros los miedos, las nostalgias y la violencia” y así repetimos los mismos errores nada creadores que acaban devorándonos y transformándonos.
El libro mezcla melancolía y belleza lírica, pero también invita a una reflexión moral, una invitación a cuidar lo que somos y la manera en que tratamos a los demás, antes de buscar un nuevo comienzo en otro lugar. Por ello, este sencillo y a la vez contundente mensaje aplica cada vez que intentamos habitar, migrar o colonizar nuevos mundos, en nuestro diario caminar en nuestro pequeño, y a la vez grande, cachito de planeta tierra.
Por otro lado, "Fahrenheit 451" es el nombre de la famosa novela distópica de Bradbury y representa la temperatura en grados Fahrenheit (aproximadamente 233 grados centígrados) a la que el papel de los libros se inflama y arde. El título simboliza la quema de libros, la destrucción del conocimiento y de la libertad intelectual, dentro de una sociedad controlada por el Estado y sometida al entretenimiento superficial, (por ejemplo, las actuales telenovelas con temas banales o los reality-shows), con personajes lindos, benévolos o malévolos, pero que a la vez bloquean el intelecto y no invitan a la reflexión, como se describe en la obra. Borrar el conocimiento no es fácil, pero tampoco imposible. De hecho, siempre será más fácil destruir que construir. Lo primero puede tomar minutos, e incluso segundos. Lo segundo suele requerir años o décadas de dedicación, con perseverancia.
Trepándonos y andándonos un poco más por las ramas, podríamos decir que el segundo libro (Fahrenheit 451) es una advertencia sobre los peligros de la censura, la apatía intelectual y el poder deshumanizador de la tecnología y los medios cuando sustituyen el pensamiento crítico y las relaciones humanas profundas, sean de fraternidad, de amistad, laborales o sociales. Pero, recordemos que el fuego no solo es destructor, sino que a veces también puede ser purificador y renovador, ya que, del simbólico abono de las cenizas recogidas, mezcladas con un poco de la magia oculta del agua, puede surgir la vida contenida en una pequeña semilla y desplegar todo el esplendor de una esperada resurrección.
Y con esta introducción, un poco más larga de lo que había planeado, les confirmo que, según mi reflexión crítica, sí existen mundos paralelos con los cuales podemos toparnos y quedarnos atrapados entre sus redes, sin darnos cuenta de nuestra pérdida de libertad. Imaginemos quedarse un año o una década o una vida en un mundo donde no se lee o no se reflexiona, consumiendo miserias de un mundo insensible a las lindas opciones intangibles y que solo nos exige adquirir y poseer innecesarias cosas materiales que tal vez realmente no necesitamos. Por ello, hoy revisaremos los mundos de un maestro pensador, un filósofo de sólida formación académica, para que, al vivir en otros mundos, al menos sepamos reconocerlos y habitarlos por decisión propia y no como imposición de otros. Es decir que nuestro libre albedrío (liberum arbitrium, reflexionado por San Agustín), sea lo que sea, pero que sea.
Los mundos de Karl Popper:
Déjenme iniciar con algunos breves relatos de este gran ser humano, para entender un poco su vida propia y su forma de relacionarse con otras vidas. Karl Raimund Popper nació en Viena, en 1902, y falleció en Londres, un 17 de septiembre de 1994. Fue educado en la Universidad de Viena y luego migró y se nacionalizó como británico; es considerado uno de los filósofos de la ciencia. Es célebre por sus teorías de la falsabilidad o refutabilidad. Es decir, la capacidad de una teoría o hipótesis de ser sometida a potenciales pruebas que la contradigan. Es uno de los dos pilares del método científico actual, siendo la reproducibilidad el otro. Sus estudios alertan sobre las ciencias empíricas y las pseudociencias. Su padre era abogado y su abuelo paterno tenía una formidable biblioteca en la que, se dice, desde niño contraería la pasión de la lectura. Nunca se consoló de haber tenido que venderla cuando se desplomaron las finanzas de su familia, que, durante su infancia, había sido muy próspera.
Curiosamente, y para paradoja de lo que estamos viendo en pleno siglo XXI, Popper se destacó por un precoz rechazo a toda forma de nacionalismo —la regresión a la tribu—, lo que lo llevó a oponerse al sionismo y siempre pensó que la creación del Estado de Israel fue «un trágico error». En el borrador de su autobiografía escribió: «Inicialmente, me opuse al sionismo porque yo estaba contra toda forma de nacionalismo. Pero nunca creí que los sionistas se volvieran racistas. Esto me hace sentir vergüenza de mi origen, pues me siento responsable de las acciones de los nacionalistas israelíes». Imaginen lo que pensaría de los acontecimientos de ahora. El propio Popper pensaba que los judíos debían integrarse a las sociedades en las que vivían, como los de otras religiones y como había hecho su propia familia, porque la idea del «pueblo elegido» le parecía peligrosa.
Bueno, hasta aquí su biografía. Popper escribió al menos 80 libros y uno de ellos se titulaba “Conocimiento objetivo: un enfoque evolucionista”, donde describe los siguientes tres mundos.
Mundo 1: El mundo físico
Este mundo incluye todo lo material y físico, como los objetos naturales (rocas, montañas, ríos, plantas, árboles, insectos, animales y los cuerpos humanos) e incluso todo el universo, y cualquier cosa que tenga una existencia material. Es el mundo que estudian las ciencias naturales. Este mundo ya existe, aquí y en China o en Marte y/o Saturno, independientemente de si lo percibimos o no. En este mundo existimos como objeto, como ente físico que simplemente ocupa un lugar en el espacio.
Mundo 2: El mundo de los estados mentales
Este mundo abarca los estados subjetivos de conciencia, como las ideas, las emociones y también las percepciones, intenciones o deseos. Decía Popper que estos estados dependen de la entidad física llamada cerebro, pero que a la vez tiene una existencia que no se reduce a procesos meramente físicos. Es decir, existe fuera de lo físico. Es el mundo de la mente individual. Este mundo incluye las experiencias subjetivas y las disposiciones conductuales conscientes e inconscientes, como el dolor, el placer, el miedo y las esperanzas. En este mundo vive la intimidad del ser, sus sentimientos y pensamientos.
Mundo 3: El mundo del conocimiento objetivo
Este tercer mundo es el de la creación. Además, es el más característico y original en la teoría de Popper, ya que incluye los productos objetivos del pensamiento humano, tales como:
- Tareas o reseñas escolares
- Proyectos de construcción de una casa, un hospital o una universidad
- Protocolos de actuación o de investigación de una nueva molécula
- Teorías científicas de todas las áreas del conocimiento
- Problemas matemáticos sencillos o complejos
- Recetas tradicionales de un rico chile en nogada
- Medicamentos para atenuar, controlar o curar una enfermedad
- Argumentos filosóficos de la Grecia antigua con dilemas éticos actuales
- Obras de arte pictórico, escultórico, películas o cualquier forma de estética
- Sistemas jurídicos que ordenan la convivencia de los seres humanos
- Instituciones sociales que apoyan a los seres humanos o no humanos
Aunque estas creaciones derivan de una o varias mentes humanas, es importante considerar que tienen vida propia. Es decir, existen independientemente de sus creadores. Por ejemplo, una teoría matemática, un protocolo de investigación o una molécula para desinfectar espacios contaminados pueden ser estudiados, criticados o mejorados por otras personas, sin depender del autor original.
Relaciones entre los mundos:
Aquí es donde la reflexión hace la diferencia, porque permite imaginar diversos escenarios, aprender de lo vivido, de lo sufrido o de lo divertido. Popper destacaba que estos tres mundos interactúan entre sí:
El mundo 1 afecta al mundo 2 de diversas maneras. Por ejemplo, una herida o una fractura pueden provocar una limitación en el individuo afectado que hace que la mente lo perciba como un dolor y, gracias al dolor, inicia su existencia en el mundo 2. Pero una caries puede solo existir en el mundo 1, pero aún no ser percibida por el mundo 2: a menos que el sujeto acuda a valoración diagnóstica y el médico descubra la caries. En realidad, la caries ya existía, pero solo a través de la percepción del cerebro se inicia un pensamiento y una decisión, desde el mundo 2. Diversos componentes sensoriales pueden alertarnos en el mundo 2, el dolor, la sed, el hambre, el frío, la soledad. Otro ejemplo: si hay lluvias torrenciales que bloqueen caminos o destruyan puentes en el mundo 1, se puede también afectar el estado mental del mundo 2, al generar incertidumbre de llegar o no a la escuela, al trabajo, al supermercado o a un hospital.
El mundo 2 puede dar motivos para crear soluciones en el mundo 3. Es decir, si hay dolor y es algo frecuente, se puede generar la necesidad de crear una o varias medicinas para diferentes tipos de dolor. O incluso se pueden crear proyectos de carreteras o puentes superresistentes a lluvias torrenciales; incluso se pueden crear teorías científicas para prevenir o mitigar la sequía extrema.
El mundo 3, a su vez, influye en el mundo 2 e incluso en el mundo 1, al cambiar nuestras ideas, creencias, pensamientos y acciones. Me refiero aquí a que un proyecto de una nueva molécula, una norma o una ley puede cambiar nuestras ideas, conductas, pensamientos e incluso nuestra planificación de vida. El mundo 3 puede generar la necesidad de construir nuevos objetos en el mundo 1 para facilitar la movilidad, o bien acomodar de manera diferente las casas, los puentes o las escaleras, o incluso para reparar lesiones (úlceras, cicatrices) que afectan los cuerpos físicos del mundo 1.
Así como el mundo 1 es materia de las ciencias naturales, el mundo 2 de las ciencias de la mente, Popper insistía en que el mundo 3 es crucial para entender el progreso del conocimiento científico y cultural, y que su estudio debía ser tan riguroso como el de los otros dos mundos.
Popper insistía en que el mundo 3 es crucial para entender el progreso del conocimiento científico y cultural, y que su estudio debía ser tan riguroso como el de los otros dos mundos.
¿Existe un mensaje final a esta editorial?
Sí, el mensaje final es que, más allá de nuestros mundos de juguete o de aquellos en donde acomodamos los mundos del estudio, del trabajo, del deporte, del ocio, también existen los 3 mundos de Popper que, si los entendemos bien, podemos facilitar la tarea al constructor, al psicólogo, pedagogo o filósofo con quien busquemos ordenar nuestros pensamientos y tal vez al urbanista, sociólogo o científico con quienes planeemos construir sociedades divertidas y más justas.
Si te gustó, no te lo guardes y compártelo con generosidad y alegría con tu familia, amigos y todos tus seres queridos. Tal vez, entre todos, podamos imaginar, diseñar y construir mundos mejores.
Referencias:
- Bradbury, R. (1950). Crónicas marcianas. Editorial Minotauro.
- Bradbury, R. (1953). Fahrenheit 451. Ballantine Books.
- Popper, K. (1968). Conocimiento objetivo. Fondo de Cultura Económica.
Escrito por Dr. Jorge Luis Poo