LOS TIPOS DE INTELIGENCIA DEL HOMO SAPIENS Y DEL PACIENTE SAPIENS
- Escrito por Dr. Jorge Luis Poo
- Publicado en Especialistas
El Homo Sapiens, es un término que nos describe como seres buscadores del saber, del conocimiento para sobrevivir en un entorno de grandes riesgos al inicio y para vivir cada vez mejor, después. El término Homo Sapiens literalmente significa Hombre Sabio, aunque suena más a teoría que a lo que se ve en la práctica. La aspiración del naturalista sueco Carlos Linneo, en 1758, era diferenciarnos taxonómicamente del grupo de los simios por nuestras capacidades de aprendizaje, de lenguaje complejo y de relacionarnos con el medio ambiente. Por ello, la palabra latina Sapiens parece justa, aunque algunos se empeñen en degradarse o alejarse de este concepto.
Lo antropólogos destacan que la especie Homo poco a poco aprendió a subsistir asegurándose alimento y agua así como protección y curación de su cuerpo. El medio en que crecían era insalubre, riesgoso y de alta competitividad. Seguramente entre ellos aprendieron a curarse hasta que algunos asumieron roles diversos desde el hombre cazador nato, la mujer organizadora del hogar y del alimento, hasta los roles mixtos de curandero y de artista.
Según el psicólogo neoyorquino, Abraham Maslow, las necesidades humanas evolucionaron del simple, pero a la vez complejo concepto de solo lograr mantenerse con vida hasta la complejidad de necesidades menos urgentes e incluso abstractas que a medida que el ser evoluciona se hacen indispensables. Las necesidades son múltiples, pero Maslow las agrupó en 5 categorías. Desde 1943, para facilitar su entendimiento lo explicó con una pirámide de jerarquías que a través de los años lleva su nombre. Las categorías incluyen:
- Necesidades fisiológicas
- Necesidades de seguridad
- Necesidades de afiliación
- Necesidades de reconocimiento
- Necesidades de autorrealización
Según Maslow, la posibilidad de saltar a un nuevo peldaño de la pirámide solo es posible sin el anterior se encuentra ya satisfecho. Así las cosas, es posible comprender que a través de la historia o de la misma evolución, un elevado número de Homo Sapiens no alcancen el quinto peldaño que les permite cumplir sus sueños o aspiraciones, de carácter más abstracto, por estar ocupados en lograr los primeros peldaños.
Visualicemos ahora la extrapolación de conceptos al Paciente Sapiens y preguntémonos si realmente estamos logrando ser pacientes sabios, alcanzando los más altos peldaños de una nueva pirámide de salud que incluya:
- Necesidades de acceso
- Necesidades de prevención
- Necesidades de diagnóstico
- Necesidades de curación
- Necesidades de entendimiento
Es probable que en una posición estrictamente socializada de la vida en comunidad pensemos que el estado debe proveernos de todas estas necesidades porque son un derecho de los ciudadanos. Sin embargo, sin duda aparte de los derechos hay obligaciones, sobre todo en los puntos relacionados con la prevención y los buenos apegos a la curación. Lo sorprendente es que un alto porcentaje de Pacientes Sapiens no alcanzan a entender su enfermedad, a vivir con ella con involucramiento en la prevención-curación, a reflexionar sobre sus causas, apegarse a recomendaciones y aceptar las restricciones que la enfermedad impone en nuestras vidas.
Finalmente, llegamos a la explicación del título de este artículo aclarando el por qué conviene vivir una vida inteligente entendido como aquella en la que hacemos uso de los conocimientos de temas de salud adquiridos a través de la evolución del Homo Sapiens, al menos en los últimos 3 milenios de su historia. Queda aún el enigma de saber qué tipo de inteligencia utilizar, sabiendo que existen al menos tres variantes.
Inteligencia Teórica.
Inteligencia práctica
Inteligencia emocional
Según el filósofo Alfred North Whitehead (1861-1947), en su obra "La Función de la Razón (inteligencia)", se distinguen la razón de Platón y la razón de Ulises. La primera de ellas es esencialmente analítica, la capacidad de indagar racionalmente sobre todo como un fin en sí mismo y no con el objetivo de resolver problemas particulares. Por ello a este tipo de razón podría equivaler el apelativo de Inteligencia Teórica.
En cambio, en la razón de Ulises, imaginamos al protagonista de la Odisea que supera desafíos y situaciones peligrosas, con el propósito concreto de lograr sus propósitos personales, Por ello a este tipo de razón podría equivaler el apelativo de Inteligencia Práctica.
El psicólogo norteamericano Robert Sternberg definió la inteligencia práctica como aquella relacionada con la conducta y con cómo nos adaptamos al mundo real. Según él, la adaptación es el fenómeno que ocurre cuando somos capaces de ajustarnos a las exigencias del entorno, a aquello que nos rodea. Así, la inteligencia práctica es aquella que nos permite adaptarnos al entorno, al medio, al contexto y a la vida. Gracias a ella podemos aplicar nuestros conocimientos a los diferentes entornos y contextos de la vida diaria a fin de conseguir un resultado deseado. Y es que este tipo de inteligencia va más allá de la mera adaptación al entorno, y se extiende incluso hasta un buen desempeño en las relaciones sociales. En términos más cotidianos, la inteligencia práctica sería aquella que nos permite saber qué decir, a quién, de qué forma y cuándo, con la finalidad de lograr al máximo efecto.
Por otro lado, el concepto de Inteligencia Emocional, según el psicólogo catalán Bertand Regader, es mucho más reciente y se refiere a un constructo en el cual el ser reacciona con emociones de una manera adaptativa en la manera de socializar y en la adaptación al medio ambiente que seguimos.
El principal divulgador de la Inteligencia Emocional, el estadonidense antropólogo y psicólogo Daniel Goleman señala sus principales componentes que sirven para preguntarse cuáles de ellos disponemos:
1. Autoconocimiento emocional
2. Autocontrol emocional
3. Automotivación, hacia objetivos o metas y no enfocarse exclusivamente en los obstáculos.
4. Reconocimiento de emociones en los demás (empatía)
5. Relaciones interpersonales
Imaginemos ahora a un paciente llamado José enterándose del diagnóstico de Cirrosis Hepática dado por su médico tratante. Su reacción puede ser de enojo, miedo o depresión e incluso todas juntas. Su actitud puede variar desde la negación, la evasión de la triste realidad hasta la parálisis en acciones para continuar su vida. La familia seguramente buscará ayudarle y en su entusiasmo existe la posibilidad de hacerlo un paciente dependiente (paciente no sapiens) proporcionándole cuidados innecesarios que nulifican su ser pensante e inteligente. José puede aceptar toda la teoría que le proporcionan el médico y los cuidados de sus familiares y quedarse atrapado en la teoría. O bien, José puede pasar a la práctica de cambios en su estilo de vivir la enfermedad, con involucramiento total en sus cuidados tratando de apegarse a las indicaciones médicas, aspirando a ser un buen Paciente Sapiens.
Finalmente, José puede afrontar la situación con Inteligencia Emocional al ser consciente de las incomodidades, del enojo y de la tristeza que le provoca el saber que tiene esa enfermedad. Puede además aprender a controlar esas emociones destructivas que le pueden hundir más en la enfermedad. Puede además evitar centrarse en escenarios pesimistas y buscar con optimismo alcanzar metas u objetivos terapéuticos. Puede además sentir que su enfermedad no es única en él y que se presenta en otros seres humanos con los que puede interactuar. Tal vez incluso José pueda transmitir su experiencia a otros o participar en la búsqueda de nuevas opciones terapéuticas, más seguras y eficaces.
Por todo ello, el propósito final de este escrito es preguntarte, preguntarnos ¿qué tipo de José (paciente sapiens) seremos cuando enfrentemos a la enfermedad? Utilizaremos solo nuestra inteligencia teórica, sólo la inteligencia práctica o ¿buscaremos además utilizar nuestra sorprendente y no siempre utilizada, inteligencia emocional?
Escrito por Dr. Jorge Luis Poo
Referencias:
1. Linnaeus, C. (1758). Systema naturæ: per regna tria naturaæ, secundum classes, ordines, genera, species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. (en latín). Tomo 1. Editio Decima Reformata. 1-824. Holmiæ (Estocolmo): Impensis Direct Laurentii Salvii. Disponible en Biodiversitas Heritage Library. doi:10.5962/bhl.title.542.
2. McLeod, S. A. (2022, April 04). Maslow's hierarchy of needs. Simply Psychology. www.simplypsychology.org/maslow.html
3. Whitehead A. The Function of Reason. Princeton: Princeton University Press, 1929.
4. Robert Sternberg. 1996. Inteligencia humana, en cuatro volúmenes
5. Sobre la Inteligencia practica: https://lamenteesmaravillosa.com/inteligencia-practica-en-que-consiste/
6. Sobre la inteligencia téorica y práctica. https://www.filosofia.mx/inteligencia-teorica-e-inteligencia-practica/
7. Goleman D. Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ (1996) Bantam Books. ISBN 978-0-553-38371-3
8. Bertrand Regader. Sobre la inteligencia emocional. https://psicologiaymente.com/inteligencia/inteligencia-emocional
Para comprender mejor la Inteligencia Emocional conviene acceder a este video preparado por Eduard y Elsa Punset así como Televisión Española.