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El hígado graso sextuplica el riesgo cardiovascular y aumenta el de ser trasplantado

A pesar de las medidas preventivas y terapéuticas existentes, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de discapacidad temporal, discapacidad a largo plazo y mortalidad. La obesidad es un factor de riesgo importante para las enfermedades cardiovasculares y sus complicaciones. Sin embargo, no todos los depósitos de grasa tienen las mismas actividades inflamatorias, paracrinas y metabólicas. Además, estudios recientes han indicado que la acumulación de grasa visceral, en lugar de grasa subcutánea, se asocia con un mayor riesgo cardiometabólico. Sin embargo, también hay evidencia de que aumentar el área de grasa visceral puede ayudar a proteger contra la lipotoxicidad.

El higado trabaja sin descanso cumpliendo para varias funciones sin las cuales no podemos vivir. Pero la acumulación de grasa en el hígado; produce inflamación y el daño de las células, y puede derivar en una fibrosis, es decir una acumulación de cicatrices fibrosas y duras que impiden el funcionamiento normal. Se sabe que cada depósito de grasa local puede considerarse un órgano endocrino independiente que produce activamente moléculas biológicamente activas, tales como citocinas pro y antiinflamatorias y adipocinas.

“El hígado graso no alcohólico impacta considerablemente en la salud: sextuplica el riesgo de enfermedad cardiovascular y aumenta las posibilidad de sufrir diabetes tipo 2 y enfermedad renal crónica”, explicó María Inés Alonso, hepatóloga de la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (Aaeeh).

Pero además, si la enfermedad no se controla y no se mejora el estilo de vida, el hígado puede alcanzar grados cada vez más severos de fibrosis. Y se corre riesgo de llegar al estadio terminal (cirrosis), y de que se necesite un trasplante y/o se desarrolle un carcinoma (tumor maligno) hepático. De hecho, proyecciones internacionales establecen que para 2030 esta condición será la principal causa de trasplante hepático.

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“El hígado graso se asocia al sedentarismo y a la obesidad, que está en aumento en nuestro país y en el mundo. Por eso es importante prevenir (y tratar) el exceso de peso, y promover la dieta saludable y la actividad física”, resaltó Beatriz Ameigeiras, presidenta de Aaeeh. En otras palabras: mejorando el estilo de vida, muchos podrán incluso revertir el compromiso hepático.

“Uno de los inconvenientes de esta condición es que suele no presentar síntomas en los estadios iniciales: cerca de la mitad de los pacientes no tiene ninguno, y uno de cada tres puede tener alguna molestia en la zona cercana al hígado”, detalló Alonso.

“Por lo general, el paciente se encuentra asintomático mientras la enfermedad no progrese a la cirrosis descompensada u otras complicaciones. Pero la coexistencia de manifestaciones como obesidad, hipertensión o diabetes indican riesgo significativo de sufrir en el futuro complicaciones vasculares como infarto de miocardio o accidente cerebrovascular”, añadió Eduardo Fassio, hepatólogo de Aaeeh.

El hígado graso también impacta en el desarrollo de cáncer, y el diagnóstico temprano es complejo por la casi total ausencia de síntomas hasta llegar a estadios avanzados. Muchos pacientes ignoran que padecen hígado graso, porque no se realizan chequeos de este órgano con frecuencia.

La incidencia del cáncer de hígado se ha triplicado en los últimos 35 años y alcanzó los 700.000 nuevos casos por año a nivel mundial, lo que implica unas 80 nuevas detecciones por hora.

Aunque la mayoría de los depósitos de grasa ectópica están interrelacionados, los futuros estudios de cardiología ayudarían a comprender mejor su participación en los mecanismos fisiopatológicos del desarrollo de enfermedad cardiovascular, como la estenocardia, el infarto de miocardio, la fibrilación auricular, la insuficiencia cardíaca, el accidente cerebrovascular y la estenosis aórtica.

 

Referencia

Gruzdeva, O., Borodkina, D., Uchasova, E., Dyleva, Y., & Barbarash, O. (2018). Localization of fat depots and cardiovascular risk. Lipids in health and disease, 17(1), 218.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/784613/actualidad/tener-higado-graso-sextuplica-riesgo-cardiovascular-aumenta-transplante.html

Artículo de Divulgación revisado y adaptado por el Dr. Jorge Luis Poo. Hepatólogo Clínico, miembro del Comité Editorial de tu portal AMHIGO y fundador del Grupo Mexicano para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas.

 

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