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jueves, 25 abril 2024
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Cosas que probablemente no sabías sobre el alcohol

  • Escrito por Dra. Fernanda García Alvarado
  • Publicado en Hígado y Alcohol

El exceso de alcohol no tiene sólo graves efectos para el bolsillo, sino lo que es más importante, para nuestra salud.

El alcohol es uno de los mayores tóxicos alimentarios. Su consumo excesivo afecta a la larga el sistema nervioso central y el hígado. Una ingesta crónica de 100 a 160 ml de etanol al día durante 10 años provoca hepatitis alcohólica y cirrosis. Y un hígado o un páncreas cirrótico es mucho más propenso a padecer cáncer.

Además el alcohol tiene también un efecto potenciador tumoral asociado a otros compuestos como el tabaco (laringe, boca y esófago) y sustancias cancerígenas presentes en los #Alimentos, provocando carcinomas en el esófago o el tracto respiratorio superior.

En el feto, la ingesta de alcohol por la madre puede dar paso a un retraso en el desarrollo psíquico y motor del niño, malformaciones en los órganos sexuales, el corazón y las articulaciones.

En pequeñas cantidades el alcohol produce un efecto placentero de sedación y bienestar psíquico. Lamentablemente, a largo plazo este placer puede convertirse en una dependencia psicológica, dificultades de memoria y otras pérdidas cognitivas, incluso conducir a la demencia. Se considera un consumo abusivo sobrepasar las 35 unidades / semana en el caso de los hombres y 21 unidades por semana las mujeres. Hay que tener en cuenta que una unidad no es equivalente a una copa, por ello se ha establecido un baremo en función del grado alcohólico de la bebida. Así, una cerveza sería una unidad, una copa de licor dos, y los vermuts y aperitivos, una y media.

Como es lógico, al igual que ocurre con las horas de sueño, no vale recuperar las horas o las copas no consumidas el fin de semana. El hígado tiene un límite y no hace horas extras. Sólo puede metabolizar unos 30 g de etanol por hora, el equivalente a una copa de vino blanco (un poco más de vino tinto), unos 70 ml de vodka o un par de cervezas, aproximadamente. Con sobrecarga alcohólica, las células del hígado tienen más dificultades en metabolizar las grasas y el resultado es un hígado graso que impide la absorción de nutrientes y que puede desencadenar una cirrosis.

Beber con el estómago vacío también marca diferencias, ya que el alcohol sube más rápidamente. El mayor nivel sanguíneo se alcanza en los 40 minutos posteriores a la ingesta. Mala hora para hacerse el test de alcoholemia. El alcohol sólo desaparece totalmente de la sangre en las 10 a 20 h posteriores al consumo. Y aviso a navegantes: de nada sirve embalsar el estómago con agua. Sólo una pequeña cantidad de alcohol se excreta por la orina. El resto continuará por la corriente sanguínea hasta el hígado donde se transformará en acetaldehído y posteriormente pasará a anhídrido carbónico y agua.

 

Referencia
Paton, A., & McCune, A. (2015). Alcohol in the body. ABC of Alcohol, 12.